ADIOS PROFESOR
por Fernando Andrés Caro
Estamos ad portas de su abandono de palacio. Y quiero despedirme como corresponde a los amigos. Porque estoy seguro, sale con más que menos simpatizantes, al menos eso grafican las encuestas que tanto han caracterizado a la política contemporánea.
Recuerdo cuando asumió. Las lágrimas que muchos maquillaron en sus rostros. Emotivo hasta el llanto. Ver que la prensa extranjera hablara de un “nuevo” socialista en La Moneda. Rodeado además de los protagonistas de la cultura. Nos hacían pensar que finalmente la movilidad social nos permitiría alcanzar una estabilidad laboral fuera de las añosas instituciones como el credo, la milicia o el parlamentarismo.
Muchos pensaron que su mandato, por haber sido alcanzado de modo tan reñido, sería la democratización de nuestra carta magna, y en parte lo consiguió. Con un pacto consensuado con el poder económico. Que para la Zig-Zag y Arrayán será una “Nueva Constitución 2005 que rompió con los enclaves dictatoriales”. Para los que anhelamos más participación ciudadana, se trata tan solo de un avance.
Pese a desmentirlo públicamente, sospecho que vuestro interés es volver en 2009 -proviene de una familia longeva-, y entrega la administración a su favorita y la del merchandising político. Cuatro años de stablishment administrativo con una fuerte dosis de tecnocratismo y una pizca de participación a las células ciudadanas comunitarias. Harto pan y circo para un bicentenario de reencuentro con el padre.
Y es que sus pretensiones van más allá de las charlas en universidades extranjeras. Son cuatro años junto a sus nietos, para volver en gloria y majestad. Abandone sí presidente ese tono tan marcial. Lo queremos cuando es un verdadero profesor. No cuando se viste de institutriz y a punta de luma pierde el control. Nosotros también tenemos el derecho sagrado a pataleo. La bencina está a más de $620 presidente. Las colas aunque numeradas aún persisten en los consultorios. Defendió más a Andrónico de los peruanos, que a los cesantes del hambre. Estuvo a un paso de condonar a los asesinos, mientras que a los menores con eufemismos se les dijo si “calificaban” o no. Acabamos con la censura cinematográfica, pero todavía quedan censurables acciones en el país.
El momento más fatal de vuestra trayectoria es el manto de duda que la derecha impregnó al descubrir los dineros sucios en el MOP y sus derivados GATE, CIADE, etc. “Podrían” involucrarlo en millones que sin saberlo, “según altas fuentes”, “alcanzarían” las cuentas bancarias que financiaron su campaña presidencial.
Vamos si no lo cree me ofrezco para ser un humilde colaborador en Lagos 2009. Como si todo ese diseño de bicentenario no tenga nada que ver con las pretensiones de un estadista de la magnitud vuestra. De ante mano le propongo algunos gingles radiales y eslogans. “Ahora sí con Igualdad”, “Lagos el retorno del rey”, “el presidente que merecemos según los poderes”. En fin, como verá material sobra y apoyo ídem.
Retomando eso de la frustración de muchos “actores” de la vida cultural, el episodio de la entrega del Premio Nacional de Literatura para Raúl Zurita, conocido por el chaqueteo criollo como Real Basurita, terminó por sellar su paso en la poesía nacional tras escándalos que no vale la pena traer a colación. Escribió “Mi Presidente”, quizá fue algo que nunca le dedicó, al menos eso sólo lo podrá decir Zurita en alguna conversación y sólo para la tertulia dirá: “Eso lo escribí pensando en De Gaulle”. Quizá motivado por esa curiosa forma de ver la poesía que profesa, eso de “escribir como se habla”. Es divertido pensar que un poeta pueda convertirse en el mejor anunciante de gotas para quitar el rojo del ojo. Y que un socialista le entregue el mayor de los galardones literarios del país.
Con una mirada ni tan rojiza, en cualquier día de otoño debió reflexionar que usted salió electo por ese cinco por ciento de diferencia con una derecha que batía hasta la marca del general en el plebiscito. También abandonó, a varios jóvenes que le dijeron “no se olvide de mí presidente”, mientras recorría Chile con un eslogan de igualdad que al final para los lactantes de biblioteca, acérrimos cuestionadores, motores del desarrollo, se limitó a entregar mejoras sin consultas. Con todo ese código dictatorial que tanto combatió.
Algo que puede ser leído por la historia oficial como una mano dura frente a los berrinches universitarios que abundan por la literatura occidental. Pero no se trataba de universitarios con la convicción de llevar a la imaginación al poder. Eran y son personas sin una mayor pretensión universal que sus propias bocas. Poder por el poder. Algo que no debía repetirse por azar de la naturaleza es tópico de las aulas en este trozo del planeta.
Los nuevos referentes políticos no existen, salvo su propio hijo. Es desde todo punto de vista aplaudible el hecho de abandonar el mandato con una popularidad más alta de la que se alcanzó en las urnas. Sin dudas la Concertación es el pacto político más exitoso de la historia nacional. Pero Chile necesita un remezón para que no se convierta este exitoso pacto en el caldo de cultivo, para la corrupción como ocurriera con las cuatro décadas del PRI en México.
Usted deja ad portas a su regalona en el palacio para dedicarse -y se lo digo con absoluta envidia- a repartirse por las universidades del orbe en esas que los jóvenes no pagan, sino que hacen mérito por la excelencia, hablando precisamente de las formas de “como somos capaces de...” una de las frases que más recordaré de su labia pedagógica con la que enfrentaba a la turba de reporteros que anhelaban sacarlo de sus casillas, con brillo poco en sus preguntas, quizá por ese sello de respeto que mantuvo, pero que sin duda no recuerdo haber visto tanta mala leche de parte del periodismo al que usted remitió carta.
Muchos de sus colaboradores lo perjudicaron. Hablando de la misiva, su esposa, Luisa Durán, será recordada por la opinión pública, gracias a las sonrisas que dibujó en las mujeres. Aunque ya muchos pinten un diente de Bachellet en las micros. Resulta desalentador observar la política que nos hereda.
Todo ese fervor con el que lo aplaudimos en el forestal. Me hizo incluso trabajar en mi práctica en uno de vuestros ministerios, toda esa gallardía, se iba diluyendo con esas “salidas de madre” que emanaban de palacio. Estoy de acuerdo con los anhelos de la derecha para acabar con su legado han sido dirigidas erróneamente, porque de lo contrario tendrían atisbos de esquizofrenia histórica, pero, donde voy a ser indesmentible, es que las verdaderas diferencias estaban dadas desde una óptica social que en principio se acerca más a su pacto que al otro bando consagrado en el sistema electoral binominal que ampara.
Su legado ambiental es paupérrimo. Los cisnes espero que se hayan marchado hasta su casa en Curanilahue, para que pueda gozarlos mientras no sean víctimas de la prepotencia con que operan las industrias en la tierra que nos convoca.
Hablábamos de la carta, y lo perjudicial de algunos de sus colaboradores y doña Luisa. El día que El Mercurio publica la bullada carta que pronto la prensa entera calificó de “presión indebida”, fue muy malo decir que era “de carácter privado”.
Esos apellidos de las jodidas de pingüinos que lo fastidiaban. Aunque en el fondo de su carta comparta su esencia, fue muy malo tomar la imagen del Lagos que apunta con el dedo, cuando ese padre ya estaba asumido en la sociedad. Los chilenos, es cierto, que para un análisis liviano necesitaba un padre para llevarlo adelante, pero no uno inquisidor y simpático a la vez. Hasta una tormenta lo acompañó en un momento de cuestionamiento, pese a que no le gusta “prestarse para las cámaras”, tuvo un manejo comunicacional de primer orden. No como otros que hasta con las vacas conversaron y recomendaban el hilo de coser para los dientes.
Han pasado seis años. Lo vamos a extrañar. Sólo nos queda decirle adiós. Aurevoir, sayonara, ciao, see you, que te vaiga pirulo.
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