8/19/2005

Larga vida al dictador

Fredy Cancino Creo que Gladys Marín lo dijo: larga vida al dictador. Intuía tal vez el iceberg que lentamente ha ido aflorando hasta hoy, develando una tras otra las felonías de una familia que, montada en la grupa del furioso cuerpo armado de 1973, por 17 años se embriagó en un poder omnímodo que parecía sin fin. Un pedestal que les hacía creer por encima del bien y del mal. Pero como siempre, los dioses ciegan a quienes quieren perder.

Primero lo increíble, la detención en Londres y el comienzo de la tragicomedia que embadurnó para siempre el honor del Capitán General. La simulación y las triquiñuelas posteriores no hicieron sino confirmar lo que las voces de la Historia afirmaban: éste, nuestro dictador, fue sólo una trágica mezcla de astucia, impavidez y oportunismo; de la terrible misión que como soldado dijo asumir, nada. Humo que ocultaba una desmesurada ambición que hoy sabemos no sólo era de poder, también de dinero. Éstos, sus últimos años, han sido la exhibición atroz de lo que el miedo humano puede mostrar. El hombre ha debido fingir enfermedades, entregar explicaciones cándidas (o idiotas) que él y su entorno se han esmerado en preparar; obligado, ha seguido haciendo gala de su peculiar cinismo, pero esta vez agónico heredero de la soberbia de antaño. Intentó aferrarse a la senaduría que había confeccionado para sí, pero jueces, alguna vez insignificantes para él, derribaron ese último escondite y tentativo de impunidad. Arrestos domiciliarios, desfile de hijos, esposa y yernos ante los tribunales, hasta la gran vergüenza final: la sangrienta misión de la providencia autoasignada, aquella por la cual debió matar, torturar y perseguir, se resolvía finalmente en 128 cuentas ocultas en el extranjero y 27 millones de dólares a su haber, con relativo daño al erario de la Patria que decía salvar y amar. En este triste ejercicio de monedas y faltriqueras reside la clave que permite decir que no estamos ante una tragedia humana producida por el error de convicciones o terribles ideales, que eso alguna dignidad tiene. No, la grandiosidad histórica que se empeñaron en otorgarle a esos 17 años, era al fin y al cabo la coartada inconsciente para el enriquecimiento de una familia. El general que se encoge en sí mismo, huyendo de la propia responsabilidad, debía sufrir aun las últimas estocadas de quienes cantaban a su gloria. Uno tras otro comienzan a negarlo, a olvidarlo, a evitar hablar de lo que eran hazañas del pasado. La derecha chilena, la política y la económica, lavaron apresuradamente la herencia de poder y riqueza que el dictador les había construido. Las fuerzas armadas, bastión personal y hoguera de su propia vanidad, se aleja de su figura y obra, sacudida por la lenta pero incisiva transformación que las ha ido sacando del ghetto y acercándolas a una concepción moderna e institucional de su misión. En el horizonte, se perfila el “buen soldado”, preparado y confiable, avergonzado quizás del antiguo dictador. Ha habido muchos tipos de finales para los dictadores del mundo. Algunos escapan por la fuga o la muerte, como Franco o Batista. Otros son víctimas de la furia popular, como Mussolini y Ceascescu; hay otros que terminan con los huesos en la cárcel, como Hussein, Milosevic o Noriega. También los hay que viven un largo otoño de patriarcas en el poder, ignaros de las grietas que comienzan a corroer sus regímenes. Y hay dictadores como el nuestro que, despojados del poder y esquivando la justicia con argucias, presencian y sufren el desmoronamiento de su obra, el abandono de los cómplices del pasado y, finalmente, el derrumbe de su propio honor militar. Muchos detractores y gente de bien, han esperado y esperan con anhelo la muerte del dictador, ansiosos de dar vuelta la página oscura que él representa. Hay chilenos que incluso llaman a aprovisionarse de fuegos artificiales y cohetes para festejar la noche del deceso. Sin embargo, a la luz de los hitos de una justicia lenta, zigzagueante, pero que finalmente lo acorrala, de la Historia que comienza a juzgarlo con la severidad que merece y del justo sufrimiento personal por el mal que hizo, deberíamos propiciar muchos años más de vida al dictador.

8/15/2005

La resurrección del
último excomulgado por Enzo Borroni Para escribir sobre Roberto Bolaño, se debe encender un cigarrillo, tomar un espejo por sus orejas y reírse de sí mismo; después, coger el lápiz con la mano izquierda y patear letras en la hoja en blanco con la pierna derecha. Para escribir sobre Roberto Bolaño debes convertirte al ambidiestrismo De Roberto Bolaño, el escritor, ya todas las “madres literarias” de este país han dedicado sus humildes páginas atiborradas de rimbombantes platillos y cursis lágrimas, rosas y despedidas. ¡Viva el Gran Escritor, el Visionario, el Desterrado! ¡Viva el Elegido! Epítetos que más que serios y francos artículos en torno a la obra de Bolaño, se transforma en una fiesta absurda, por decir lo menos, en donde los que antes alzaban la mano para apedrear cualquier movimiento de la palabra del escritor, ahora se suben, sin asco y vergüenza al carro de la victoria, mucho más que nunca, después de poder diaconizar la imagen de Bolaño en sus mugres de comentarios. Este santiaguino siempre fue odiado por la crítica chilena, pero el sentimiento fue mutuo. “Chile es un país donde ser escritor y ser cursi es casi lo mismo…La verdad es que los escritores chilenos actuales, los narradores y me imagino que también los poetas que están en el Hit Parade, son muy malos, y todo el mundo sabe que son muy malos, y además de malos, trepas, plagiarios, embaucadores, tipos capaces de todo por conseguir un trozo de respetabilidad, cuando la verdadera literatura debe alejarse de ella, pero nadie lo dice, no sé porqué razón”. Frases como ésta iniciaron la batalla. Es que su filuda lengua es la que le dará el reconocimiento literario, pero sin duda el camino fue largo, porque para escribir sobre Roberto Bolaño, primero se debe encender un cigarrillo y estrujarlo hasta el filtro, tomar un espejo por sus orejas y reírse de sí mismo, sólo después, coger el lápiz con la mano izquierda y chutear las letras en la hoja en blanco con la pierna derecha. El escritor tuvo que llevar consigo durante toda su niñez dos complicaciones: ser disléxico y ambidiestro (zurdo de nacimiento). Pareciese que la literatura está repleta de genios con alguna “deficiencia”. Mancos, introvertidos, tartamudos e incluso desequilibrados, a los que las «deficiencias» llevaron a la lucha perpetua ya las puertas de la Clarividencia cuando el Todo se desconecta del Todo y crea un nuevo Todo. Al deambular por la duda crece el germen inevitable de la opinión, que para Bolaño se transforma en su pluma. Ácido, crítico, casi nietzcheano, sus ataques muchas veces llegan a echar abajo hasta la puerta de su propia casa. El escritor tenía una lengua de puñal y quien se acercaba para darle un solo golpe, terminaba decapitado. En la política también rodaron cabezas Aunque siempre hemos escuchado al Bolaño escritor, no podemos pasar por alto al político. Después de 5 años en México volvió a nuestro país en 1973 para experimentar la Unidad Popular y el Gobierno de Salvador Allende. Vivió el cruento 11 de septiembre y fue detenido después de apoyar una tibia resistencia. Acusado de terrorista extranjero (debido a su acento mexicano) fue trasladado a Concepción, lugar en donde pensó que terminaría su vida, siendo 8 días después un Moisés salvado de las aguas por un ex compañero al cual no recordaba, y que en ese momento se desempeñaba como funcionario de Investigaciones “A los 20 años vuelvo a Chile solo a hacer la revolución. Yo estaba, por aquella época, más bien en la extrema izquierda, cercano al MIR, pero mi ideología era troskista”. Posteriormente en una entrevista realizada en el año 2003 por el diario El Tiempo de Colombia, Bolaño se refiere al significado del día 11 de septiembre en su vida, desenvainando nuevamente la espada para referirse a la fatídica fecha “Una putada. Un baile parecido al de San Vito. La caída de Allende más la fiesta nacional de Cataluña, que conmemora otra derrota, más el ataque de los suicidas a las Torres Gemelas, que viene a ser una tercera derrota de la cultura frente a la religión”. Al dejar el país, el joven Roberto, no precisamente vuelve al seno familiar que lo esperaba en el Distrito Federal mexicano, la idea de la aventura lo ha sobrepasado enormemente. 20 años, poeta, sobreviviente del golpe de Estado en Chile, todo un héroe, por lo que decide bajar las maletas en Centroamérica, más exactamente en Salvador, país que le traerá la dicha de compartir con uno de los grandes de las letras hispanoamericanas, el mítico Roque Dalton; pero el destino también le mostrará sus dientes cariados al conocer a los futuros asesinos del maestro “Yo conocí a varios de los que mataron Dalton. Viví en su tierra antes de la Guerra Civil y de los diez comandantes principales, cuatro eran escritores. Uno se llamaba Cienfuegos, éste fue el que dio la orden de asesinarlo… a veces me pregunto . si allí no había una enemistad literaria… Creo que básicamente lo mataron por lo de los hijos haciendo el ritual de la matanza del padre”. Después viene su etapa mexicana, la amistad con el poeta Mario Santiago, un sin fin de artículos en diarios y revistas, el movimiento “Infrarrealista” y una vida literaria a toda prueba. 1977 y el nómade vuelve a mudarse. Es-paña, la Costa Brava, Barcelona, Blanes, calle del Loro, serían sus nuevos destinos. Camarero, guardia nocturno de un camping, cargador en el puerto, vendedor de bisuterías, mientras comienza a hacerse conocido en el circuito under español, a través de los concursos literarios de los distintos ayuntamientos. La vida es dura para Bolaño quien alguna vez declarara en torno a la precariedad de un latino en Europa “El crimen lo he visto desde lejos, pero la mendicidad, la inopia absoluta, la he visto muy de cerca” Pero llega 1993 y sus obras “Estrella Distante” y “La Literatura Nazi en Chile” para que de una vez por todas Bolaño salga del ropero. El premio municipal de literatura en nuestro país (del cual dice no sentir orgullo alguno) con sus relatos “Llamadas Telefónicas” y “Nocturno de Chile” novela con la que se gana la enemistad de medio Chile, literalmente. Saca la roncha al describir las reuniones literarias que se celebraban en una casona de Santiago a cargo de la escritora Mariana Callejas, mientras su marido el norteamericano Michael Townly, torturaba prisioneros políticos en los sótanos. En esta misma obra el personaje central es el cura Ibacache, sacerdote Opus Dei, escritor fracasado que narra en el transcurso de la noche, en estado febril, las atrocidades de la época. Comienza con una fiebre de 40°, el relato culmina cuando la calentura ha bajado a los 37,5° y una tormenta de mierda se toma la última frase de la novela. Sus constantes ataques a la derecha política y al gran porcentaje de los escritores nacionales, termina por reventar la paciencia de los afectados, e incluso su crítica también llegó a una parte de la Concertación, a la cual acusó de aburguesarse en el poder, creando camarillas en donde sólo ellos y nadie másque ellos usufructan del poder y sus beneficios. Aunque el premio Romulo Gallegos obtenido por su novela “Los Detectives Salvajes” (1998) ayudó a aminorar las críticas hacia Bolaño, lo ácido de la lengua madre de la narrativa nacional nadie pudo detenerla. Lagos, la Izquierda y la Concertación “No soy un desencantado de la política, aunque motivos no me faltan ni a mí ni a nadie, pues la política por regla general es un nido de serpientes. Sigo siendo de izquierda y sigo creyendo que la izquierda, desde hace más de sesenta años, mantiene en pie un discurso vacío, una representación hueca que solo puede sonarle bien (esas cataratas de lugares comunes) a la canalla sentimental. En realidad, la izquierda real es la canalla sentimental quintaesenciada”. Así se refería Roberto Bolaño sobre la izquierda no solo chilena sino mundial. Su lucidez a la hora de interpretar los hechos de la historia reciente es sinceramente espectacular, aunque muchos digan que estas imágenes ya llevan demasiados años en el ruedo político, la forma y la fuerza con la que el escritor las expone son únicas. En una entrevista realizada por el diario argentino Página 12 en enero del año 2000, consultado sobre el triunfo de Ricardo Lagos en las elecciones presidenciales, no se arrugó para decir que el mandatario electo no exhibiría la generosidad de Allende e incluso más, cuando disparó contra los socios falangistas de Lagos en razón de que “muchos han votado con el miedo que representará la vuelta después de la muerte de Salvador Allende. Incluso debe haber influido para que gente de la Democracia Cristiana votara en contra de la Concertación de la que forman parte” para después hablar de que no habría un punto de comparación entre el mandatario de la UP y el de la Concertación porque “ Lagos no cometería los errores garrafales de la Unidad Popular, pero no podrá exhibir la generosidad de Allende, básicamenteporque no tiene las virtudes enormes de Allende”. En relación ha la sociedad en la que se había transformado Chile después de la vuelta a la democracia, la visión del escritor estaba entre el optimismo y la des-confianza, aunque suene esquizofrénico, pero la claridad de sus respuestas nos dejan con un sabor explicativo enorme de las lúcidas ideas del narrador. “ Aunque se ha sabido salir adelante hasta el momento, Chile tiene una democracia frágil, casi se podría decir vigilada. El Ejército tiene y seguirá teniendo un papel muy fuerte… yo no confío en ningún Ejército del mundo, menos voy a confiar en el de Chile”. Preguntado sobre Pinochet y su vuelta al país luego su detención en Londres, Bolaño fue enfático, categórico y sarcástico, primero adelantándose a la historia con su frase “Lagos ha dicho que deja todo en manos de la justicia, así que no veo al futuro gobierno hacer nada por juzgar a Pinochet… no creo que eso ocurra” , y como en una de sus novelas, intenta imaginar el relato del momento que el dictador entrará en el hemiciclo del Senado “podría resultar algo divertido como vergonzoso. Pinochet podría presentarse en el congreso, levantarse de su silla de ruedas y ocupar su banca. Algunos dirían: “Milagro, milagro” y hablarían de la salud prodigiosa del “ex tirano” y a Jack Straw se le tendría que caer la cara de vergüenza”. Dicho y hecho, una vez más Roberto Bolaño se adelantó a la historia, como todo clarividente que a través de la ficción, (aunque floten sus cenizas en una ola del Mediterráneo), nos puede enseñar lo que es cierto, irreal y eterno.

8/10/2005

Enemigos de la humanidad Fredy Cancino Las bombas de Londre, nos ponen nuevamente frente a dos ideas que se cruzan y suenan trágicamente en estos tiempos: Occidente y terrorismo. No hablamos de quienes critican (o niegan) el Occidente en nombre del Tercer Mundo, sino de fuerzas que, apoyándose en el sufrimiento, pobreza y humillación de tanta parte del mundo, difunden la ilusión de combatir esos males mediante el terror. El terrorismo ciertamente no es nuevo, hasta podría decirse que es una creación del Occidente y sus fuentes nihilistas, véase Los demonios, de Dostoievski, grandiosa lectura, siempre necesaria. Sin embargo, hay una novedad en el moderno terrorismo: el terrorista suicida. La relación entre medio y finalidad (la propia muerte y la muerte del enemigo) en el suicidio/masacre del terrorista de hoy es una relación invertida: la muerte de inocentes se agrega a la gloria del mártir y al premio en el más allá que le espera (y enorgullece a su familia). Si bien cualquier confusión entre fanatismo islamita e Islam deba ser tajantemente desechada, hay una diferencia notable con la idea de la muerte que tiene la cultura cristiana o laica occidental. El terrorista no busca sólo oponerse, quiere también gobernar. A su modo y con las acciones que le parecen más directas y eficaces, atenazando el sentimiento de masas, difundiendo inseguridad y provocando indignación pública. Pero más que esto, quiere influir, desorientar y gobernar. El terrorista se pone siempre en la óptica del poder, de la producción de un shock que sirva para gobernar después. En otras palabras, producir un cortocircuito en el neurótico mundo de la política actual y de las comunicaciones globales. Las Torres Gemelas que ardían y se desplomaban en vivo ante el mundo es su máximo modelo logrado. La finalidad es permitir al terrorista insertarse, o insertar otros actores en el mundo de las decisiones políticas y económicas. Por esto no se trata de un simple asesinato político o masivo, que podría ser fácilmente atribuido a un sicario cualquiera. El terrorismo actual es una forma de violencia política que se manifiesta donde la violencia política no existe, donde hay una normalidad que pueda enmarcar y amplificar la acción de terror. Un metro o una pizzería ofrecen el mejor cuadro de vidas normales, allí donde la improvisa acción violenta produce mayor trastorno. La otra dimensión del terrorismo contemporáneo es la que suministra la globalización, que no es sólo un fenómeno económico, de capitales que van y vienen. La comunicación instantánea, diversificada e intrincada en miles de medios, ofrece la mejor posibilidad de desarrollo de una estrategia global del terror, diferente a las estrategias locales conocidas en España, India, Colombia o Inglaterra, donde el terror se circunscribía (y se circunscribe) a un tiempo y a un espacio limitados, acciones finalizadas a un objetivo regional. Hoy la estrategia global amenaza desestabilizaciones planetarias, con riesgos de asaltos a centros vitales de la vida civil, desde centrales nucleares a centros neurálgicos de Internet. Es una estrategia que puede desencadenar acciones de terror creciente y guerras de más vastas proporciones. Irak enseña. Para derrotar a los productores de terror, no se necesita otro terror, sino civilización. El bienestar, la democracia y los derechos humanos golpean al terrorismo más eficazmente que el asesinato de cualquier líder armado, candidato a mártir de otros seguidores fanatizados. El camino a recorrer es el de la política y la redefinición de legitimidades que puedan otorgar seguridad a las relaciones internacionales, tomando conciencia de que “lo nuestro” no es sólo el Occidente, lo nuestro es lo humano, todo el planeta con su pluralidad de formas, de valores, de culturas. Antes de la intervención militar, se debe impulsar una estrategia en que la ética de la política, la extensión del bienestar, el mejoramiento de la calidad de vida en todo el planeta y el espíritu de la democracia, sean los instrumentos con los que se gana al delirio terrorista. Para el mundo progresista chileno hay pues, en la condena sin justificaciones al terrorismo internacional, un terreno de movilización ideal, sobre todo entre los jóvenes que marchan, construyen y protestan en nombre de los sentimientos generosos que distinguen esa edad. Está, además, la oportunidad de entregar señales inequívocas de compromiso, sin ambigüedades, con los valores de democracia y de paz en que, aun con imperfecciones y limitaciones, vivimos los chilenos. Y que todos los pueblos de la tierra también merecen vivir.

8/04/2005

CARLOS DE ROKHA TODO ANGEL ES TERRIBLE por: Enzo Borroni Ricardi
Nacer en la Ciudad de los Césares, cuando se ha decidido ser poeta, puede ser una ventaja como una soga al cuello. De las entrañas de 2 hijos de la tierra, sale otro mundo al mundo paridor de sol, agua y luz.Reconocer la poesía de Carlos de Rokha es un deber, es como llevar la cuchara a la boca del hambriento. Construir ciudades dentro de la más grande ha de costar. Versos al aire pueden iluminar la vía, pero hogueras que perduren en el alma son palabras mayores que rigen a las otras. Un vidente que desata su locura en el registrar lo que está y no vemos, la velocidad de hoy es el cuchillo que descuera nuestra libertad. Solo libros de poemas bastaron para viajar por la memoria, para que nuestra vida sea escrita con sangre, de esa que ni el jabón del luto logra remover. Solo terremotos de huesos, encrucijadas en que los segundos dan vida y muerte, un pasaje angosto entre el sentir y el crear, una epidemia que los enfermos hemos dado el nombre de poesía.
GATEANDO CON UN VIDENTE
“Poesías de experiencia última, poesía de rechazo a lo fácil y manido a la facilidad que engaña y pierde” así definía, Víctor Castro redactor de la revista Occidente en agosto de 1973, la poesía de Carlos de Rokha a 11 años de su muerte.Su desaparición no cerró su boca, solo apagó su esqueleto ya que su voz resucita en la del buen lector. Hijo de poetas – Pablo y Winett de Rokha- nace en 1920 en uno de los pesebres más linajudos de la poesía patria. Carlos es el niño diferente, el que sigue las huellas del padre y la madre, ese padre autoritario, que viaja vendiendo sus libros de puerta en puerta por todo Chile, de una madre cariñosa que conquista a su progenitor con solo una fotografía impresa en su libro.El poeta-niño llega a la vida no haciendo caso de la gente que lo rodea, evitando desconcentración alguna aunque los tranvías, al escuchar su voz, se paseen con el peso de sus fierros por el gran Santiago de los años 30’. El niño trae consigo un romance fogoso con el idioma, amparado en una intuición de sótano, dulce, de la lírica chilena.Apoya su cabeza en libros de autores-bestias tan distintos como Bretón y Huidobro, Góngora y Humberto Díaz-Casanueva, pero por sobre todo, aquel niño que lo seguirá el resto de su vida, transformándolo quizá, en ese amigo imaginario: Jean Arthur Rimbaud.Desde niño, Carlos, se muestra como una persona distinta, impermeable en su contacto con los demás y de una inteligencia que pocos se podrían jactar. A los 11 años, según los mitos poéticos, se pierde de su casa por 3 días y vuelve como si nada hubiese pasado. A los 13 sin la ayuda de nadie aprende a hablar el francés y comienza su vida en la poesía.Para cualquiera este es un caso extraño, esa videncia absoluta que tenía lo lleva a escribir versos profundos, de un orden creado bajo su pluma, aunque también en ocasiones, a los pabellones del Psiquiátrico de Santiago.“Poemas de un niño visionario que conservó hasta la muerte un extraño acento infantil y don alucinado de fantasía creadora” palabras de Ignacio Valente en “El Mercurio” -19 mayo de 1968- explican la fuerza del poeta que jamás dejó de ser inocente. La llegada del surrealismo a nuestro continente fue formando la letra que atezó posteriormente en su mundo de llamas e irrealidades.No hay mucho donde buscar sobre la vida de este connotado poeta, oscurecido por gobiernos y monstruos de la poesía nacional –incluidos entre éstos su padre- De Rokha jamás apuntó a la fama, eligiendo el camino de regreso a su intimidad, su hogar, su vida.
“... EN EL INSOMNE HUÉSPED QUE SOY CUANDO DE NOCHE ENTRO EN MI SER VISIBLE”
Ya crecido, Carlos avanza hacia un clímax deseado en el mundo de las letras, también se transforma en un amante de la pintura. Crea con facilidad y publica su primera obra en 1944 “Cántico Profético al Primer Mundo” Santiago Ediciones Multitud, dejando mostrar su pluma al grupo surrealista nacional que dio a luz en 1938, no perteneciendo a este racimo literario dado que es bastante más joven que sus iniciadores. Después sigue su derrotero a disposición de las palabras y en 1956 aparece “El Orden visible”.Como señalara el poeta Enrique Lihn en el prólogo de la obra Memoria y Llaves “La poesía de Carlos de Rokha es de las que saldrían gananciosas si se historiara, verdaderamente, el total de nuestra literatura. Con caracteres propios e inconfundibles, la obra de De Rokha registró todas las inquietudes expresivo-formales que han coadyuyado al desarrollo de una pequeña, pero brillante tradición literaria”.Los versos del poeta están llenos de fuerza, llamas, muerte, vida, es el caminante en un universo, que sin duda es el nuestro, refundado en su escritura. De salmo en azul: “No sé sino llorar, a veces / en que un anís de angustia nos consume, / en que tú vienes y ordenas el pan que clama por el cielo, / en que yo ordeno mis salmos dolorosos como huesos / de hebreos / en que una manzana enviuda de su piel / y el mercader del trigo retorna a su país, / entre espuelas de aceite y hachas de borde cruel. / ¡Ah! Olvidé mi ser entre puros recuerdos del retorno / ¡Y nada existe ya, nada, nada; / sólo la quinta esencia imposible del hombre!”Palabras de verdad que se cuelan entre los huesos, en un mundo inventado para quien quiera habitarlo.Prosigue su carrera literaria llegando 1961, año en que logra el primer premio Juegos Municipales Gabriela Mistral con su obra “Memorial y Llaves”. Con una poesía eufórica y auténtica casi no necesita de adjetivos ni aclaraciones, porque su voz emerge desde el interior del alma. “No sé si soy un temblor antiguo en la clepsidra / o un espacio de viento en los helechos. / He de volver, palomas en los vidrios. / He de ir, violines de la espuma, / gallos del diamante, gaviotas de la lluvia”Poeta visionario, que surge a la vida a través de él mismo, sin complicaciones, solo siendo y sintiendo en este mundo en el cual pareciese que todo estuviera prohibido.En 1962, a solo un año de ser laureado, vuelve a ganar idéntico certamen pero ahora se impone con “Pavana del Gallo y el Arlequín” bajo palabra de Gonzalo Orrego en “La Tercera de la hora” en sección “Libros y más Libros” (sin especificar año ni día) en la poesía que vierte De Rokha siempre lo encontraremos como un personaje torturado por la maldad del hombre, siempre hablante, siendo él lo más importante de su poesía.“Siempre habla de si mismo, como hace el verdadero poeta, pero a veces lo hace más directamente. Se diría que se veía como un Cristo martirizado por los pecados del mundo”He aquí una muestra de la invención poeta: del poema De Profundis “Mas la espalda, llagada doliéndome el costado, dando / perdón al denodado / enemigo que soy de mi mismo y de mi alma. / Solitario por dentro, fatigado, / Sin esperanzas como / Un Cristo de abisal perspectiva / Sobre el madero de mi columna vertebral crucificado / Por los días que vivo buscando una respuesta / A la angustia que asalta mis ojos cuando duermo
...”“UNOS INSTANTES DE LUCIDEZ... Y EL ALMA QUEDA CONVERTIDA EN UN MONTÓN DE RUINAS”
Karl Jaspers
El dolor es persistente, lo persigue en su tierra de llamas, quema su mundo paradisíaco, intenta intervenir sin ruidos que afecten su armonía, renueva el mundo con su abecedario privativo, denuncia en su silencio la invención de otra realidad, únicamente alcanzable a través de los ojos de un niño atrapado en el cuerpo de un hombre solitario.Establece su propia ley con la que rige los tiempos interiores de la tragedia que se vive del otro lado de su ventana, se enfrenta a tiroteos mágicos de boca en boca, escuchando solamente su intuición, naciendo el poeta trágico y porfiado, que larga su lengua para incendiar ciudades, mares, sembradíos, como un sol desnudo, como la capa y la cola del diablo.Poeta que apasionó hasta después de su muerte, incluso en “discursos póstumos” publicados en la prensa, en donde cada quien intenta interpretar de la mejor manera la partida de De Rokha, quedándonos quizá con la más significativa, la del poeta Eduardo Anguita “Fue su última etapa, sin la cual él no se habría visto plenificado como hombre y como instrumento del verbo. Después murió. La grave seriedad de su experiencia no podía traerle otro suceso más justo que su muerte. Vivir, después de eso, creo que le habría resultado trivial, insignificante e incomprensible”.Carlos de Rokha deja de existir el 28 de septiembre de 1962, dejando una riquísima obra para las generaciones futuras, aunque el recuerdo sea siempre frágil y sus libros hayamos tenido que sacarlos del viejo polvo.